Luego de 43 años Marta Minujín logra restaurar el mítico y célebre MINU-PHONE.
La cabina tiene la apariencia de una cabina de teléfono público convencional. Cuando el usuario accede a ella es sorprendido por una serie de eventos/efectos que se disparan en forma aleatoria. Una vez dentro de la cabina, una hoja de instrucciones indica que la persona debe realizar una llamada urbana de 3 minutos de duración. Los efectos sensoriales son desencadenados al efectuar la llamada telefónica, combinando diferentes secuencias cada vez: cambios de luces, viento, ascenso de agua coloreada, deformaciones de la voz, transmisión de la imagen del hablante por circuito cerrado de televisión a un monitor en el piso de la cabina, y sus combinaciones.
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