Ricardo el Mono Cohen, Rocambole, presentó su muestra Contra el Arte Contemporáneo en el Centro Cultural Recoleta. La exposición, de entrada libre y gratuita, permanecerá hasta el 28 de julio.
“Son unos cuadros colgados”, dice Cohen, y nos arrastra con esa frase a una anécdota que subraya su propuesta, esa canción de Divididos inspirada en la perplejidad de unos músicos de rock ante el circo tedioso, de creaciones vacías y ampulosas, de una galería de arte. Rocambole expone desde esa lateralidad, portando no sólo la estirpe outsider de la plástica rockera, sino también esa magnífica tradición del cómic argentino, pienso especialmente en la obra de Alberto Breccia y de Juan Giménez.
¿Por qué contra el arte contemporáneo? Cohen no lo dice pero lo dice.
En contraste con las exposiciones como obscenas banalidades, la hiperluminosidad de esas áreas deslumbrantes donde se entrevera la relación entre arte y dinero. Una mirada crítica sobre ese enredo entre producción y consumo, las líneas estéticas que promueven el arte como simulacro, como maquinaria de expresiones superficiales.
Ricardo Cohen opone a esos espacios luminosos sus visiones que aparecen entre la penumbra, como las imágenes que nos quedan de un ensueño , con las que intentamos luego cazar los significados. Relata historias de la sensibilidad, imágenes dramáticas, de un énfasis oscuro. Desde fuera de ese circuito artístico exhibicionista, se planta Cohen con sus piezas melancólicas, con esos planos como de pesadilla, cargados con la violencia con la que se desgarra un velo.
Rocambole cuida su profundo lenguaje visual y no lleva nada a planos discursivos. Pero nos presenta una producción auténtica, original, misteriosa, arriesgada: contracultural. Un cross contra el arte contemporáneo.
Texto: Lucas Lombardía
Fotos y video: Isabel Estruch